Era 1997, en Jr. camana, un tipo flaco me consigue las maquetas del F, Era Leo bacteria. Mas allá en jirón quilca, un tipo encorvado de chamarra sucia y zapatos viejos distribuye el primer numero de Tierrafirme, era el puesto del Jipi Javier. En ese entonces trataba de buscar información acerca de todo lo que antecedía al rock subterráneo de los ochenta, un mito urbano, bandas precursoras y consecuentes con el pensamiento de ese entonces, excomulgados, flema, eutanasia, zcuela crrada, guerrilla urbana, Leusemia, narcosis, maria teta, etc. Conocí el movimiento tardíamente a finales de los noventa, cuando la movida resurgía, a pesar de la recesión y la crisis algunas pocas bandas quedaron flotando casi desintegradas, pero en esta época entre el 97 y 99 cada vez habían mas conciertos, el Hueco (en Alfonso Ugarte), new helden, quilca, conos y demás conos, en esos conciertos pude ver a bandas como, Radio criminal, Kranium, G3. Todavía quedaba algo, de la esencia de los ochenta, no por las bandas que existían, si no por la gente que asistía a los conciertos, ¡la actitud! no había tanto POSERO SUELTO, como lo hay ahora. Otra generación, puesto que en los noventa eran los rezagos de los ochenta y la incertidumbre de los noventa, ya en los dos mil, mejores producciones (sonido, infraestructura) pero además, mucho marketing, y personas aprovechado el mercado cautivo “no comercial” mercado segmentado por edad, gusto musical y ubicación geográfica. Ahora en un concierto, la estética personal es un factor muy importante para ellos (“los chicos rokers de hoy en día”), su apariencia es una mezcla de chico rebelde way, panda, sex pistols y Reik. Pero el contagio de esta pose genera un mercado atractivo para los que lucran con este segmento nada despreciable en numeros. En muchos casos es un “Look” mas que una actitud. Pero todo sea por el rock n roll.